El primero:
Las fantasías más comunes entre las mujeres
Las fantasías más comunes entre las mujeres, además de la comentada, por orden de frecuencia son:
Realizar prácticas sexuales que nunca serían capaces de llevar a la realidad. Esto incluye prácticamente cualquier cosa, y confirma el carácter liberador, lúdico, que tienen las fantasías eróticas. Las mujeres tienen este tipo de fantasía en mayor medida que los hombres. Un 28% de ellas se excitan así.
A esa fantasía le sigue tener sexo con un extraño. Una de cada cinco mujeres (21%) fantasean de este modo. En ocasiones se trata de alguien conocido del inmediato entorno de la soñadora. Pero la mayor parte de las veces se trata de alguien visto fortuitamente por la calle, en el trabajo, o en cualquier otro ambiente cotidiano.
Un 19% de las mujeres, sobre todo las más jóvenes, fantasean con que son obligadas a tener relaciones sexuales por conocidos o desconocidos. Ojo con esta fantasía, porque algunos (y, aunque menos, algunas) encuentran que la misma explica las violaciones de muchas mujeres. Nada es menos cierto que eso. Se trata de fantasías, de excitarse mediante hechos que pueden dar morbo por la situación creada a su alrededor (estar indefensos ante el otro puede ser excitante para muchas personas muy resolutivas en la vida real), pero eso no implica un deseo, ni directo ni indirecto, de ser violadas o de provocar violaciones.
La actividad sexual realizada con más de una persona del sexo opuesto ocupa la fantasía del 18% de las mujeres. forma parte de esa necesidad de imaginarse situaciones que, probablemente, no serían capaces de realizar en la vida real.
Un número mayor de mujeres heterosexuales que de hombres fantasean con tener relaciones sexuales con alguien del mismo sexo: 11%. Esto sucede así porque las mujeres reciben culturalmente el mismo gusto que los hombres por la belleza femenina y son capaces de admirarla sin tapujos homófobos.
Finalmente, la fantasía que ocupa el último lugar entre las mujeres es la de obligar a alguien a tener relaciones sexuales sin su consentimiento o con un asentimiento forzado. Esta fantasía ocupa al 3% de las mujeres. Aparece con menos frecuencia que en los hombres, precisamente por ese modelo general del fantasear femenino que supone verse como receptoras de la actividad sexual ejercida por otros. En ese contexto, forzar a terceras personas a hacer algo está casi fuera de lugar, pues exigiría ser más activas que receptivas.
Temas recurrentes
A la pregunta de ¿cuáles son tus fantasías más recurrentes? Este grupo heterogéneo de mujeres confesaron:
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Cuando pasamos al tema de dónde recrear estas fantasías, la mayoría coincidieron en lugares abiertos o naturales, o en sitios nada convencionales.
Y el tercero
- Que tu ex novio te pida perdón de rodillas.
- Que tu ex novio te pida que vuelvas con él de rodillas.
- Que tu ex novio te pida que vuelvas con él de rodillas, ya estés enamorada de otro y le digas que es demasiado tarde.
- Hacerte depilación definitiva.
- Comprarte una bicicleta fija para poder hacer ejercicio todos los días (aunque todos sabemos que nadie usa una bicicleta fija una vez que la tiene)
- Enamorar perdidamente a hombre ermitaño, oscuro y torturado, que jamás se haya fijado en otra mujer.
- Bajar de peso espontáneamente porque tenés mucho trabajo y te olvidás de comer.
- Que él llame - finalmente - para explicar que el motivo de su silencio era que había perdido tu número telefónico.
- Tener sexo con un profesor (siempre nos encanta algún profesor).
- Que dos hombres se agarren a las trompadas por vos.
- Que los diseñadores hagan menos toreritas color naranja alerta para deslumbrar a sus colegas, y hagan más pantalones negros para deslumbrar a sus clientas.
- Que salga al mercado un dulce de leche bajas calorías de verdad.
- Poder tocar el control remoto alguna vez.
- Tener un admirador secreto.
- Llegar a ser viejita al lado de tu pareja.
- Que tu primer novio (quien probablemente ya tuvo muchas novias, una esposa, hijos y nietos) haya estado siempre enamorado de vos.
- Cuando tenés cinco años: casarte con el compañero de facultad de tu hermana mayor.
- Hacer un pacto con el diablo y –sin importar lo que comas- no volver a engordar nunca más.
- Cada vez que estás menstruando y te duele la panza: que te extirpen el útero, que te aten las trompas, o incluso que te vacíen toda.
- Poder usar remera sin corpiño y que todo quede en su lugar.
- Comprar compulsivamente sin preguntar los precios, llevar cada prenda en varios colores y, cuando llegás a tu casa, desparramar todo sobre la cama para mirarlo.
- Que lo que haya dicho la tarotista o el horóscopo sea cierto.
- Usar los más viles aros de lata, alambre de púa o chatarra repujada y que no te den alergia.
- Cambiar a un hijo de puta.
- Ser la más linda de una fiesta, de la universidad, de un grupo de amigos, o -aunque más no sea- de la familia.
- Acostarse con un desconocido.
- Dejar de perder la lima de uñas, la pincita de depilar y el alicate una vez por semana.
- Tener un vestidor o un placard con organizador para zapatos.
- Encontrarte con el hombre que te rompió el corazón justo cuando estás más flaca, más linda y mejor vestida.
- Empezar el gimnasio, ir a correr, o a clases de natación, y mantener esa rutina durante años.
- Descubrir qué clase de enferma mental sigue diseñando corpiños con la taza en punta.
- Cada vez que salís un sábado por la noche con amigas: conocer al amor de tu vida.
- Cada vez que te enamorás y no te corresponden: que existan las pócimas de amor.
- Saber a dónde van a morir las tapas de los tupperwares.
- Que esa infeliz que habla todo el día de lo perfecto que es su marido, se entere de que es cornuda.
- Que tu pelo se mueva como en la publicidad de “Pantene“.
- Que tu pareja no se parezca a la de tus padres.
- Poder detectar qué zapatos te van a mutilar los dedos antes de comprarlos.
- Encontrar a los mogólicos que diseñan bikinis para explicarles que la parte de abajo y la de arriba rara vez le sirven a la misma mujer.
- Cuando tenés una cita: que si el hombre resulta ser un imbécil, te reintegre el dinero que invertiste en peluquería y vestimenta.
- Que el talle “M” sea siempre “M” de “medium” y no “M” de muñeca Barbie.
- Que alguna vez ellos contesten la pregunta “¿En qué estás pensando?”.
- Tener un cuerpo perfecto para poder tirarte encima cualquier trapito de oferta.
- Que los poros finalmente se cierren, que las estrías se borren, que las puntas del pelo se regeneren, que la celulitis se alise, que los brazos se tonifiquen, que la panza se endurezca y que la cola se levante sin hacer demasiado esfuerzo.
- Que él por fin se de cuenta de que “serían perfectos juntos”.
- Cuando el amor de tu vida ni te registra: que sorpresivamente te declare su amor
- Que la empleada doméstica deje de meter tus corpiños con aro en el lavarropas.
- Que tu hermana menor deje de usarte la ropa.
- Volver a ser soltera.
- No ser la última de la familia en casarte.
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