El Griego

La fama de los griegos
Por muchos es proclamado que la homosexualidad era bien vista en la antigua Grecia, y, si mucho me apuran, tampoco en la antigua Roma se le hacían ascos. La identificación de la homosexualidad con el coito anal me parece sexista, pues se refiere únicamente a la homosexualidad masculina. pero ya se sabe que, en cuestiones de erotismo y de pornografía, los que suelen cortar el bacalao son los hombres.

De ahí que el nombre de "griego" o "coito griego" se refiera al coito anal, aunque practicado, eso sí, con mujeres. Da la sensación de que si nos referimos al coito entre hombres no hay demasiados orificios para elegir. Si no nos referimos al coito oral de forma explícita, parece que "coito" en sí, deba referirse al anal.

Querencia por el orificio trasero

Con las mujeres pasa algo distinto. "La mujer de culo en pompa / dos orificios presenta / para que elija el cipote / el que mejor le convenga." Así reza un clásico. Cuando el cipote (o la minina, que todo depende del tamaño) elige el agujero de la retaguardia, el "griego" está servido.

Como hemos expuesto en el articulo dedicado a "Assplay" (o sea, "juegos de culo") el coito anal se ha tenido como "pecado nefando (o sea, repugnante) por excelencia" por todas las religiones reveladas, y por ello, únicas verdaderas.

Curiosamente los católicos son más severos que sus hermanos separados y, no digamos, que los mahometanos al considerar como pecado el coito anal. Muchas autoridades islámicas sostienen que, en el matrimonio, todo está permitido y que la mujer, si le place, puede pedirle al marido que le permita chupársela o introducírsela por el ano. Parece ser que los maridos musulmanes no ponen pegas a estas peticiones, siempre que sean expresadas con el debido respeto.

Aprovechando el momento

En los países ocidentales, donde la gente es tan disipada, este tipo de, llamémoslas, curiosidades no son perpetradas de buen grado por las castas esposas, especialmente si han sido educadas en colegios de monjas. De ahí que las retahilas de anuncios, que en los periódicos más serios (el ABC de Madrid, por ejemplo) proclaman las excelencias de las mejores casas de putas, abunden en promesas de "francés" (o sea, coito oral) y de "griego" (coito anal) especialidades que tienen mucho público entre las cohortes de maridos que a estos desahogos acuden como forma de salvaguardar la pervivencia de la santa y sacramental institución del matrimonio.

El "griego" tiene especial interés para hombres de escaso nivel cultural, pues en los niveles más sucintos es donde persisten los más conspicuos tabúes. Las clases más altas son más leídas, y tienen una mayor capacidad para la transgresión. Las mujeres de clases obreras envejecen antes y disponen de menos medios económicos para liposucciones y cirugías. Es posible que, de adolescentes, se hayan mostrado muy liberales, pero, con el casorio, se desatan sus instintos territoriales y los tabúes ancestrales campan a sus anchas.

Los negros también practican el griego

Recuerdo la historia de un honrado trabajador aleccionado por un compañero para conseguir vencer la cerrazón de su mujer ante la idea del coito anal. "Tú pones un mochuelo en el cabezal de la cama --decía el amigo-- y cuando, a media noche, tu mujer diga '¡Pepe, hay un mochuelo en la cama!' tú vas y le dices: '"¿Un mochuelo? ¡Anda ya! ¡Tú lo que quieres es que te den por el culo!' Y te lanzas. Ya ves qué sencillo."

texto obtenido en Distrito hablemos de sexo