En una telenovela famosa en la televisión de Cataluña (TV3), la casi eterna "El cor de la ciutat" (El corazón de la ciudad) los guionistas pusieron en boca de uno de los personajes la demanda de un "masaje birmano" a su partenaire. La chica respondía con extremo desagrado, llamando perverso al demandante y acusándole de buscar lo más degenerado que, en sexo, podía pedirse. Nunca se dijo lo que era el "birmano". Posiblemente un guiño al personaje japonés de "Belle de Jour" del insigne Buñuel, que llevaba una cajita a la casa de putas. La visión del contenido de la cajita hacía que todas las putas chillasen de horror. Nunca se dijo qué había en la cajita de marras. Tampoco los adláteres del genial Arcarazo, guionista jefe de "El cor de la ciutat" se molestaron en explicar qué demonios era el "birmano".
A partir de la mención del "birmano", ocurrido a mediados de 2001, el engendro empezó a circular por foros sexológicos de Internet, con suculentas versiones. Yo mismo recogí algunas de ellas. Por ejemplo:
En algunos foros se identificaba el "birmano" con el "filipino", especialidad espúrea que circuló por ciertos mentideros de Madrid al atribuirse sus excelencias a las artes de una señora filipina, celebrada como muy artista del sexo por sus matrimonios con cantantes, nobles y políticos. Según este rumor, llamábase carrete birmano (o filipino, o asiático, o siamés, o chino), pinza birmana (o filipina, o asiática, o siamesa, o china), polvo birmano (o filipino, o asiático, o siamés, o chino), masaje birmano (o filipino, o asiático, o siamés, o chino) o, simplemente, birmano (o sea, filipino, o asiático, o siamés, o chino) a la maniobra de amasar el pene entre los músculos de la vagina, tal que si de una mano se tratase la referida vagina, aunque también se mantenía la versión de que el nombre completo del "filipino" debía ser "carrete filipino", consistente en atar algún tipo de cordel, bramante o hilo en la base del pene, para constreñirlo, lo que alargaría e intensificaría el orgasmo, pudienso ir soltando (o no) la apretura del hilo al acercarse el glorioso final.
Hay distintas definiciones del "birmano" en foros de sexología. Todas están recogidas en el genial "Diccionari Multilíngüe de BDSM", de Bartomeu Domènech y Sibil·la Martí, editorial Bellaterra, Barcelona, 2004.
1. Amasamiento del pene entre los muslos.
2. Técnica de entrenamiento de los músculos de la vagina, para apretar el pene como si una mano se tratase.
3. Masturbación del pene efectuada con los pies.
4. Masaje por todo el cuerpo, excepto genitales, con la intención de alargar el goce y evitar el orgasmo que, si llega, llega casi por agotamiento.
5. Pinzar la base del pene entre dos dedos, con intención de alargar y hacer más intenso el orgasmo, así como provocar (quizá) una eyaculación retrógrada, o sea, hacia atrás (vejiga urinaria).
Todo ello sugiere vaguedad, pero no existen tales palabras en el diccionario de la Real Academias Española, único verdaderamente normativo.
"Carrete" por ejemplo, es en Argentina sinónimo de "pasarlo bien" con lo que, por un proceso de generalización, se emplea en ciertos ambientes como sinónimo de acto sexual, o goce sexual. Pero, en cambio, he oído hablar de "lo bien que tal o cual hembra practica el carrete" refiriéndose a una especialidad con características diferenciales. El carrete filipino antes nombrado.
Los franceses llaman "carrete thailandés" (chapelet thaï) a la técnica sexual de intensificación del orgasmo consistente en insertar un "rosario anal"en el ano, retirarlo poco a poco en el momento del clímax.
Creo que el nombre de "birmano" elegido por los guionistas de TV3 es más bien cogido por los pelos, y sin saber demadiado de qué se trataba. Ninguna de las acepciones antes citadas me parece algo tan perverso como para no ser aceptado por la chica requerida. Lo que no creo es que tenga que ver exactamente con habilidades específicas de las hembras de Birmania. Este bello país es legendario por haber proporcionado los fieros guerreros "gurkas" al ejército inglés. Con sus sombreritos, en apariencia festivos, quedan muy apropiados en desfiles militares, a los que aportan una dosis de exotismo.
En el campo de batalla resultan feroces y despiadados, aunque nos tememos que sería más adecuado llamarlos excelentes profesionales. Al fin y al cabo las batallas no son partidas de crocket entre señoritas. Los gurkas birmanos, acuchillando enemigos, parecen encontrarse en su propia salsa.
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Pene amasado sin perdón |
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En las ignominiosas tiendas de todo a cien suelen hallarse unas bolitas de metal, con otras bolas dentro, que se venden bajo el eufemístico nombre de "bolas relajantes". En Japón suelen emplearse para entrenar los músculos vaginales, tras la intruducción de las bolas por el orificio correspondiente.
Habrá quien pensará que tales bolas pueden tener efectos masturbatorios, pero sospecho que su uso real es el que he descrito. Entrenar los músculos para que, más adelante, los penes allí entrometidos alcancen espasmos gloriosos tras unos primeros momentos de asombro e incredulidad.
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El entrenamiento con aparatos (de gimnasio) es imprescindible para consolidar las prestaciones de los músculos vaginales. |
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Según que aparatos gimnásticos pueden servir para fortalecer la musculatura de la pelvis y del periné. Parece algo arriesgado trabajar directamente los músculos vaginales en los gimnasios, máxime cuando la modernidad exige que sean mixtos. Nos tememos que más de un varón ostentara también un intemperante aumento de tamaño (en partes de su anatomía que poco tienen de músculo) al observar ejercicios de introducción vaginal, entre paso y paso de aerobic.
En Tailandia eran famosos, allá por los años 70, los infamantes espectáculos servidos por menores numeradas, y que solían culminar con la introducción y posterior expulsión de pelotas de ping-pong por la vagina. Algunas de ellas, bien lubricadas, alcanzaban hasta los siete metros con tales lanzamientos.
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Nada como los ejercicios con pelotitas de ping-pong para dotar de interesantes habilidades a los pertinentes músculos |
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Observen que, con la mujer en posición superior, la práctica del espúreo masaje birmano alcanza sus mejores momentos. Harán bien las niñas en menudear suavidades y cautelas, pues se corre un riesgo de torcer según que penes si se les somete a introducciones urgentes o demedidas en cuanto a la fuerza aplicada.
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Con la niña encima, el birmano alcanza sus mejores cotas |
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Las mujeres que gritan o aullan durante el acto, y, encima, entran en pasmo cuando la culminación, suelen ser bastante histéricas y difícilmente soportables. No creemos que el noble masaje birmano (o filipino, o lo que sea) merezca ser complementado con tales desvaríos, del todo innecesarios por más que, ciertos pasmarotes, los valoren como el no va más de la lujuria.
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¿Podría ser la paja birmana la efectuada con los pies? |
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