jueves, marzo 26, 2009

Los Piercings

Salud Sexual El «piercing» que no debe hacerse

Puede que el pendiente que se acaba de poner en la boca le parezca algo de lo más moderno, pero lo cierto es que el pueblo maya (en Centroamérica) ya anillaba sus lenguas y genitales durante las ceremonias religiosas.

También el Kama Sutra describe anillados en el pene y, actualmente, muchas tribus siguen perforando sus cuerpos en los ritos de iniciación en la edad adulta. Pero esta práctica, conocida como piercing (es decir, perforar distintas partes del cuerpo para colocar pendientes u otros ornamentos) también triunfa en las sociedades occidentales, sobre todo en verano. «En julio y agosto hago el doble de piercings y tatuajes que el resto del año», explica Rafael Naharro, presidente de la Asociación de Tatuadores y Anilladores Profesionales de Andalucía (ATAPA ).Y eso que, según Naharro, conocido en el sector como Tattoo Rafa, «debería ser al revés, porque exigen unos cuidados», como no bañarse en piscinas públicas o que el grabado no esté expuesto a la luz solar.

Y es que médicos y profesionales del body art (arte corporal, que es como se llaman estas prácticas) coinciden en que muchos clientes no siguen las precauciones recomendadas y que, pese a la reciente regulación del sector en España, aún existen muchos estudios que no cumplen con los requisitos. Aunque todo piercing supone ciertos riesgos, seleccionar al perforador adecuado y seguir los cuidados higiénico-sanitarios posteriores es clave para minimizar esos peligros.

Ya han pasado más de dos décadas desde que esta práctica ancestral resucitó en los países occidentales. La culpa fue del movimiento punk, que allá a finales de los 70 popularizó los piercings (inicialemente, simples imperdibles) entre sus miembros. Pese a este comienzo, que hizo que los anillamientos se asociasen a los grupos marginales de la sociedad, hoy estas prácticas se han convertido en una moda.
Actualmente, se calcula que en torno a un 8% de la población mayor de 14 años lleva un piercing corporal (sin contar los pendientes en el lóbulo de la oreja), según una encuesta australiana de 2001. Pese a que en nuestro país no existen estudios sobre la prevalencia del body art, los profesionales del sector señalan que en la última década la afición por estas costumbres también ha aumentado. «Ha crecido tanto la clientela como el número de estudios», dice Jordi Mateu, portavoz de la Asociación de Tatuadores y Anilladores Profesionales (ATAP), para quien actualmente las perforaciones «están mucho más aceptadas. Es una cuestión estética». Sobre todo entre los más jóvenes.

Según revelaba un trabajo publicado el año pasado en la revista 'Mayo Clinic Proceedings', la mitad de los universitarios luce un anillado corporal. La aceptación del body art más clásico (los tatuajes) era algo menor: el 23% de los encuestados se había grabado uno. Y es que, a diferencia de estos últimos, los piercings se perciben como algo temporal, de ahí que muchos adolescentes consideren que esta decisión tiene pocas consecuencias a largo plazo, según un trabajo publicado hace unos años en 'The Journal of School Nursing'. RIESGOS. Los médicos no parecen tan conformes con esta idea. «No recomendamos ninguno, porque todos suponen un traumatismo externo. El más aceptable es el de toda la vida [en el lóbulo de la oreja]», dice Lluís Puig, del servicio de Dermatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. De todos modos, este experto reconoce que «es raro que la gente no se ponga un piercing por los riesgos médicos que supone, aunque sería aconsejable que fuese al médico para que le explicase el tipo de problemas que puede tener». «Por lo menos deben conocer los peligros», coincide Pía López Jornet, profesora de estomatología en la Universidad de Murcia.

Algunos de los problemas que pueden plantear las perforaciones más frecuentes, y que todo anillador de fiar debería explicarle antes de perforarle son los siguientes: Parte superior de la oreja y nariz. Ambas zonas están compuestas por cartílago, así que la cicatrización es lenta y pueden formarse granulomas (lesiones abultadas). La nariz es muy susceptible de infecciones, pues pueden colonizarla estafilococos. En el pabellón auricular, la proximidad del pelo y la presión al dormir dificultan la curación y, además, las infecciones son difíciles de tratar porque la zona no tiene suficiente flujo sanguíneo para que llegue un antibiótico. Ombligo. Es la zona más propensa a las infecciones, por los pliegues que presenta, por lo que este anillamiento exige unos cuidados higiénicos muy estrictos. La ropa apretada puede dificultar la cicatrización y facilitar los procesos bacterianos. No es posible practicarla en ombligos prominentes o en adolescentes que aún no se hayan desarrollado. Orales. Tampoco todo el mundo puede hacerse un piercing en la lengua o el labio. Ambos ocasionan problemas gingivales y dentales, de modo que no resultan recomendables en personas con un esmalte débil, con implantes dentales, etcétera. Asociaciones odontológicas de todo el mundo, la española incluida, se han mostrado en contra de estas perforaciones. «El piercing dentro de la boca es como una bola de demolición», señala López Jornet, que ha realizado varios trabajos sobre estos problemas.

Los anillados orales exigen además cuidados posteriores rigurosos, como el empleo de un enjuague bucal y no tomar alcohol. De todos modos, Puig aclara que las complicaciones más graves de los piercings no son muy frecuentes (suceden en el 5% de los anillados), aunque problemas como infecciones e inflamación afectan a la mayoría (al 70%) de los que se anillan. Ninguna perforación es recomendable en personas con algún problema inmune previo, anomalías congénitas cardiacas (algunos pendientes podrían desencadenar una infección en la pared del corazón), ni en individuos propensos a cicatrices queloides (abultadas) o con alergias. De hecho, el dermatólogo advierte que estas joyas pueden causar sensibilización al níquel (muchos pendientes contienen pequeñas cantidades de este material, aunque su principal componente sea otro). «El número de piercings que porta un individuo estaría en relación directa con el riesgo de desarrollar una alergia al mencionado metal, lo que explica la elevada prevalencia de sensibilización al níquel en mujeres, puesto que los pendientes en los lóbulos de las orejas son la forma de piercing más común», explican Puig y otra experta en un reciente artículo de Farmacia Profesional.

La literatura científica también describe contagios de VIH, hepatitis o tétanos a causa de un anillamiento, si bien «usando el material adecuado no tiene por qué producirse esa infección», dice Puig. «Como ahora se está regulando el sector, hay menos complicaciones infecciosas», agrega López Jornet. Precisamente, a comienzos de este año el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud acordaba los requisitos técnicos y las condiciones higiénicas mínimas que deben reunir estos estudios. Los materiales que atraviesen la piel han de ser estériles y desechables (según Mateu, conviene fijarse en que el anillador abre los envases de las agujas delante de uno y después los deposita en un contenedor); los guantes también han de ser de un solo uso; únicamente podrán utilizarse pendientes de oro, titanio y acero quirúrgico; los anilladores han de estar vacunados contra el tétanos y la hepatitis; etcétera. El consejo dejaba al arbitrio de cada comunidad autónoma el tipo de titulación o curso que ha de poseer el profesional del body art.

Por ejemplo, mientras en la Comunidad Valenciana la formación corre a cargo de los colegios de enfermería, en Cataluña los realizan las propias organizaciones del sector. Estas dos comunidades forman parte de las pocas (Aragón, Navarra, Murcia , Andalucía, Baleares) que ya cuentan con legislación específica sobre estos centros. NORMATIVA. Todas estas medidas han sido acogidas positivamente por los propios profesionales. «Somos los primeros interesados en que las cosas se hagan bien. Más que nada, es seguridad para nosotros mismos», agrega Mateu, si bien advierte de que «los ayuntamientos [encargados de verificar que los talleres cumplen la normativa] tendrían que ser más estrictos». «Hay mucho intrusismo. Está prohibido en conciertos, peluquerías, tiendas de ropa... Pero se sigue haciendo», coincide Naharro, el presidente de ATAPA. Precisamente, otro de los modos de escoger un buen perforador es fijarse en si forma parte de alguna organización: «En la asociación no se aceptan estudios que no cumplan con las condiciones.

Cuesta encontrar socios», aclara Mateu. Pero haber valorado los riesgos mencionados y haber escogido un taller que cumpla con la norma no es suficiente. «Hay que estar mentalizado de que los anillados necesitan un cuidado higiénico constante», advierte Naharro, que se lamenta de que «la cultura del tatuaje y del piercing es nula. Dices al cliente que no se toque el pendiente y a la salida ya lo está manipulando». Así que, si pese a los riesgos mencionados uno sigue convencido de ponerse un anillado corporal, al menos «que se lo haga en las mejores condiciones posibles», asevera López Jornet. «Antes de de tatuarse o de colocarse un piercing se deben considerar sus posibles inconvenientes e implicaciones futuras. Una vez tomada la decisión hay que escoger un estudio con el equipamiento adecuado y un personal idóneo que asegure los métodos de asepsia durante las prácticas, recordando que los cuidados posteriores son imprescindibles para evitar complicaciones y lograr el efecto deseado», señala el artículo de Farmacia Profesional. Esta necesidad de concienciación parece acuciante, si se tiene en cuenta que, según una revisión sobre el tema recogida recientemente en 'The Lancet', «el número de individuos con piercings corporales en las sociedades occidentales está aumentando y todavía no ha llegado a su punto máximo».

Colocarse aros o bolitas en los pezones, en el clítoris y en el pene se está poniendo de moda. La idea es que favorecen la excitación sexual ¿cuánto de cierto hay en eso? Existen culturas donde escarificarse la piel o tatuársela forma parte de sus tradiciones más arraigadas. En occidente, las escarificaciones nunca estuvieron de moda, aunque sí lo ha estado el tatuaje. Bien es cierto que el tatuaje se mantuvo durante siglos circunscritos a determinados grupos gremiales. Nunca ha estado tan generalizada la moda de los tatuajes como en la actualidad. Responde a una determinada estética personal que hoy aceptan más personas que antes. También existen culturas donde es una tradición perforarse la nariz, los labios, las orejas y otras partes del cuerpo para introducir en ellos adornos de hueso, madera o metal: varillas, discos o anillos. Esa forma de adornar los cuerpos ha estado más limitada en Occidente hasta nuestros días. Los únicos piercing que se admitían con completa naturalidad era la fina perforación de los lóbulos de las orejas en las niñas, para poder introducir en ellos esos adornos que hemos conocido siempre como “pendientes”, “zarcillos”, “aretes”, etc. La moda del piercing en las zonas erógenas Hoy día, existe toda una moda, tendencia estética, o subcultura, que multiplica el número de perforaciones y lugares corporales donde colocar esas piezas extendida tanto entre las mujeres como entre los hombres. Utilizan para ello toda suerte de materiales entre los que destacan por su duración y capacidad hipoalérgica el oro, la plata, el acero quirúrgico y el titanio.Era muy extraño que en esa tendencia estética no surgiera la idea de perforar también las zonas erógenas, como los pezones, o los genitales. En estos últimos se pueden perforar el prepucio y el frenillo, en los hombres, o el prepucio, el glande el frenillo del clítoris, o los labios menores en las mujeres. La idea generalizada es que tales piercing facilitan la excitación y proporciona mayor placer sexual. ¿Será cierto? ¿Es placentero? Tener un trozo de metal en las zonas eróticas no añade mucho al sexo. Sobre todo cuando se llevan ya durante algún tiempo y se ha producido un fenómeno de habituación. Sin embargo, es cierto que las zonas eróticas lo son en la medida que las percibimos y nos hacemos conscientes de ellas. Y los piercing pueden jugar un papel ahí. Es decir, permiten que la persona sea más consciente de esa zona erógena (por ejemplo, los pezones) por el estímulo permanente que ejerce ese pedazo de metal y el roce del mismo con la ropa. Eso puede transmitir al cerebro determinadas señales y permitir que su portador o portadora sientan esa zona y la disfruten durante sus actividades cotidianas. Es el mismo principio por el que se rigen las bolas chinas vaginales. Pero no aumentan el deseo sexual. Aunque sí pueden producir un estado de excitación mínima ligeramente por encima del que solemos tener habitualmente. Sobre todo cuando el portador del piercing toma conciencia de ese estímulo (al caminar, ducharse, etc). Algo mucho más fácil de hacer con un piercing que se mueve y es estimulado por el roce que “a pelo”. Pueden favorecer que una persona se “erotice” en circunstancias nada frecuentes. Y también pueden incrementar el estímulo de la zona cuando la pareja se empeña en ello. Incrementan, pues, las sensaciones deliberadamente sexuales.

6 comentarios:

Lascivia dijo...

Sinceramente me consideraba totalmente ignorante con respecto al tema. No creì que pudiese traer tales complicaciones si bien nunca me hice uno, solo por una cuestìòn alèrgica (mi piel no soporta siquiera el acero quirùrgico) porque alguna vez pensè en hacerme uno y me decidì por aun par de tatuajes.
Muy interesante como siempre, el tema.
Besos lascivos.

♥♥♥♥♥ Jennifer™® ♥♥♥♥♥ dijo...

your blog is very good......

Gittana dijo...

Te recomiendo este blog:

No te va tu arrepentir de leerlos, son FABULOSOS LOS ESCRITORES!!!!

www.germinaldelexilio.blogspot.com

ES INCREIBLE!!!! Ya necesitabamos escritores como ellos...

Catman dijo...

Muchas gracias lascivia, nunca esta de mas saber un poquito mas!!
besos lascivos

thank you To Visit MY

Gracias Gittana, parece un lugar muy interesante
besos

Jonaina A. dijo...

Hace unos años, me hice un pearcing en el pezon izquierdo...estuve un par de años con el..pero me lo tuve que quitar porque el "palito" estaba mellaó y cuando me lo sacaba para limpiarmelo, sin darme cuenta, me arañaba por dentro...Cuando me di cuenta del pendiente, junto con el dolor horroroso que tenia en el pecho..me lo quite y desde entonces no tengo ningunas ganas de hacerme ningun otro!
menudo dolor!
COn el tema de la cama..pues la verdad es que tampoco es pa tanto...da un poquillo de morbo, pero creo que es la propia sugestion...
Catman..una cosilla por si no sabes quien soy...vengo de mi peqieño paraiso, este es mi nuevo blog...
un besazo!

dioni blasco dijo...

yo llvo uno y genial

Blog de contenido dudoso

Parece ser que la estrechez de miras de algunos, ha llevado a que a partir de ahora, al entrar aqui recibais el aviso de que el blog tiene un contenido dudoso, nunca dejará de sorprenderme que lo que unicamente pretende ser informar y dar a conocer aspectos de algo tan universal como el sexo, pueda ser censurado, perseguido y denunciado, pero aqui seguimos, lamento las molestias que os pueda causar

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