martes, abril 28, 2009

"Dogging y Toothing" No estaba todo inventado

Hace unos dias, en barcelona, sentado en una estacion de metro abarrotada, mi telefono movil, vibró, lo miré y caamba, algo que no sabia que era, un mensaje, pero no era un sms, sino un mensaje emitido a traves del bluetooth, y que seguramente habia sido enviado a todos los que estban en la estacion con su movil y bluetooth activado, el texto, sorprendente, "quereis vernos follando"? y lo emitia alguien con un identificador divertido "Cachorrita", llegó el metro y subi mientras miraba a mi alrededor viendo las caras de mucha gente mirando su movil con sorpresa, y hoy me he acordado y he encontrado algo que explica lo que me encontre, una pareja de "doggers" exhibicionisas y morbosos, convocando a mirones a traves del "toothing". Quereis saber mas? pues seguid leyendo...

Quien piense que en temas sexuales está todo inventado está muy equivocado. Los británicos, bajo el nombre de “Dogging”, nos acercan a una nueva forma de practicar sexo sólo apta para los ávidos de emociones fuertes, pues esta práctica es un cóctel formado por unos ingredientes muy explosivos:

Ingredientes

Sexo al aire libre: el escenario se sitúa en torno a parques, merenderos y aparcamientos. Generalmente se practica dentro de los coches, pero también son muy utilizadas las mesas de las áreas de descanso.

Voyeurismo, exhibicionismo y swinging: los participantes son exhibicionistas que practican sexo consentido ante los voyeur, los cuales pueden llegar a participar a modo de “swinger” (si existe intercambio de parejas) o a título individual.

Nuevas tecnologías: los foros de Internet, mensajes a móviles o e-mails, son los medios para organizar y enterarse de la sesiones.

Parejas heterosexuales en busca de aventura

Aunque el término “dogging” se originó en los años 70 en el Reino Unido para describir a los hombres que espiaban a las parejas que tenían sexo al aire libre, no ha sido hasta ahora cuando ha adquirido connotaciones de tipo organizativo. Según estudiosos de este movimiento, el 60 por ciento de parques naturales británicos se encuentran afectados por este fenómeno. Se calcula que existen 20.000 personas registradas en el Reino Unido que forman parte de estos grupos. Además, existen datos que demuestran que su práctica se ha extendido por Alemania, Francia, Bélgica, Italia e Irlanda, y está creciendo como la espuma en EEUU y Canadá. También, aunque tímidamente, comienza a verse en nuestro país.

¿El perfil del “dogger”? Suelen ser parejas heterosexuales en busca de aventura, con edades comprendidas entre los 30 y los 50; mientras los voyeur suelen ser hombres maduros, de clase media y muchos de ellos casados. Aunque se ha encontrado a señores de 70 años en este tipo de sesiones. Así que si tu pareja se empeña en sacar a pasear al perro a horas intempestivas, sobre todo si no tenéis perro, ¡cuidado! Es la excusa más habitual entre los exhibicionistas con pareja, de ahí el término ‘dogging’.

Cómo se organizan

La tecnología se convierte en el vehículo principal para organizar las sesiones. El primer contacto se realiza a través de foros abiertos en Internet exclusivamente con este objetivo.

Cuando fecha y lugar están cerrados, el e-mail y los mensajes a través del móvil se convierten en los grandes protagonistas. A través de ellos se comunican cambios de última hora e incluso se intercambian fotos de personas y lugares donde se va a producir el encuentro.

Una vez localizada una reunión, siempre hay que tener en cuenta a quién se cita para asistir. Es un error mandar de forma indiscriminada un mailing convocando a todos los conocidos. Hay que realizar una selección en función del tipo de reunión, puesto que muchas se han suspendido por ‘exceso de público’ masculino y escasas parejas de “doggers”.

También ha habido casos en que las reuniones no han coincidido con los gustos sexuales del participante (“hetero”, “homo” o “bi”), por eso es fundamental informarse del tipo de sesión para evitar sorpresas desagradables.

Cuando ya se conoce a gente dentro de este mundo, es habitual intercambiar ‘tarjetas de visita’ para formalizar sucesivos encuentros de forma más íntima, sobre todo cuando ambas partes han quedado satisfechas por los servicios mutuamente prestados.

Existe otro tipo de ‘cancaneo’ (apelativo con el que también se denomina esta práctica en nuestro país), llamado “dogging virtual”. A través de los teléfonos móviles con cámara u otro tipo de dispositivos de similares características se hace partícipes visualmente de las sesiones a personas que físicamente no pueden estar allí. Este tipo de “dogging”, capaz de traspasar fronteras, limita la participación al voyeurismo aunque, aseguran, ser igual de excitante y menos arriesgado.

La señales del ‘dogger’

Cuando el sexo es practicado dentro de los coches, los “doggers” tienen sus propios códigos de señales, que determinan la forma de participación de los exhibicionistas: pasiva o activamente.

Juegos de luces:

Encender las luces, interiores y/o exteriores de forma intermitente: significa, básicamente, que son “doggers”.

Dejar la luz interna encendida: desean ser observados.

Ventanas y puertas:

Dejar entreabierta la ventana del coche: está permitido mirar e incluso tocar.

Abrir la puerta del coche: se permite participar. También pueden ser invitados de forma verbal.

La seguridad El “dogging” no sólo es diversión y juegos. La policía de Gran Bretaña señala el incremento de asaltos, violaciones, robos y chantajes como consecuencia de esta práctica sexual. Por ello, los “doggers” ofrecen una serie de consejos para mantener la integridad física y el anonimato después de estas reuniones. A saber:

1. Antes de llegar a una reunión se deben guardar todos los objetos de valor en un lugar seguro. Mucho mejor si no se acude con ellos a las sesiones.

2. Se debe evitar tener a disposición de gente desconocidas agendas o teléfonos donde se les pueda de alguna manera localizar.

3. De vuelta a casa, cerciorarse de no tomar la ruta directa, por si acaso algún oportunista decide seguirnos. Lo mejor es dar un rodeo.

10 Reglas de oro para ser un buen ‘dogger’

Existen una normas básicas de comportamiento del ‘perfecto dogger’. Con ellas, afirman, el éxito está casi asegurado.

1. Ir preparado para el sexo seguro. A esta práctica se le ha atribuido el aumento de enfermedades de transmisión sexual como la clamidia, VIH, sífilis y hepatitis, en zonas donde se han detectado un mayor número de doggers, además de un incremento de embarazos no deseados. Por ello, hay que acudir a estos encuentros siempre con condón. También son aconsejables el uso de toallitas húmedas, para mantener la higiene.

2. Mantenerse fuera de la vista de niños y transeúntes ajenos.

3. No bloquear la vista del vecino. Siempre tendrá prioridad el primero en llegar.

4. Limitarse a mirar hasta ser invitado. Para ello se necesita el permiso explícito verbal (o a través de las señales) de los implicados. Nunca hay que insistir en participar en algo a lo que no ha sido invitado: un NO es un NO.

5. La presencia cuenta. La buena presencia es muy importante para tener éxito en este tipo de reuniones.

6. Honrar el anonimato del vecino. Un “dogger” nunca chantajea ni compromete la intimidad de sus colegas.

7. Respetar la propiedad pública y privada. Un “dogger” no es un vándalo, por lo tanto hay que cuidar los parques naturales y los parkings donde se produzcan los encuentros. Además, hay que limpiar todo lo que se ensucie después del encuentro: condones usados, restos de ropa o cualquier material desechable, se eliminará a las papeleras.

8. Un buen “dogger” respeta las leyes de tráfico tanto en carretera como en el aparcamiento. No se permiten comportamientos imprudentes con los vehículos y el aparcamiento se realizará siempre con el freno de mano puesto.

9. Todos los participantes acudirán de forma voluntaria. Es importante denunciar en los “foros dogger” casos en los que haya coacción para practicar el “dogging”.

10. Hay que tener cuidado con las leyes de cada país. Cada país mantiene sus propias leyes en lo que se refiere a practicar el sexo al aire libre. Es importante tenerlas en cuenta si no se quiere acabar en una comisaría acusado de escándalo público.

Avance de lo que está por venir: el “toothing”

Los británicos, aburridos ya del “dogging”, han inventado otra nueva forma de mantener contactos sexuales: el “toothing”. Esta práctica combina el “bluetooth” y el sexo casual.

El escenario son lugares públicos (trenes, aeropuertos, bares...) y los protagonistas, personas con ganas de tener sexo casual. Se comunican a través de teléfonos móviles y PDAs con conexión “bluetooth”.

Aunque las posibilidades de encontrar a gente con conexión “bluetooth” y dispuestas al “quickie” parecen remotas, ya existen miles de “toothers” por trenes y aeropuertos de diferentes ciudades. Incluso existen foros y “weblogs” sobre este tema. Y es que no hay nada como llegar con una buena sonrisa al trabajo...

Articulo extraido de http://www.nodo50.org/tortuga/


viernes, abril 24, 2009

Para los hombre: Cuidados del pene (y para las mujeres tambien)

Si quieres que funcione bien... cuida tu pene. Es el más popular órgano masculino de hoy y siempre. Destaca por estar expuesto, vencer la gravedad en situaciones extremas, ser curioso y llamativo.

Muchos consideran al pene como un instrumento autónomo y autoeficiente del placer masculino. Lo cierto es que, además de ser la manivela de la excitación y la sensibilidad sexual, también es un órgano importantísimo de la salud general y no solo de la salud sexual.

Si bien muchos dicen que el pene no tiene jefe, la verdad es que hay que saber cuidarlo y darle mantenimiento, para que se encuentre en las condiciones óptimas que le permitan funcionar como buen soldado y quedar siempre a la altura de la situación.

Así como el pene da placer, también puede ocasionar mucho dolor. Gracias a sus miles de terminaciones sensitivas, un dolor en el pene o en cualquier otro lugar del área genital resulta pavorosamente desastroso. Pequeños cuidados y algunas buenas costumbres pueden evitar esas molestias penianas tan temidas.

Cuidados generales de la limpieza del pene

El buen amante mantiene su pene siempre limpio e higiénico:

• El pene se lava todos los días durante el baño diario.
• El pene se higieniza como cualquier otra parte del cuerpo, con agua y jabón neutro de preferencia, si no hay jabón neutro, utiliza el mismo jabón que usaste para el resto del cuerpo.
• Si el pene no es circuncidado debes retraer con suavidad el prepucio hacia abajo, y dejar que le caiga agua en abundancia.
• Si el pene es circuncidado, empuja hacia atrás la piel del pene y lava bien la cabeza o glande del pene.
• Después del baño, hay que secar muy bien toda el área genital. Esto evitará la formación de hongos. Si se puede, hay que secar esta zona con un paño diferente al que uso para el resto del cuerpo para asegurarse que esté totalmente seco y limpio.

Cuidados del pene en sus cotidianidades

Los pequeños cuidados diarios te hacen tener un pene bien saludable:

• Te despiertas con una erección matutina, ¿Qué haces? ¿Empujas el pene hacia abajo y lo obligas a irse al sur? Mal hecho. Estas acciones pueden provocarte lesiones. Mejor dale algunos minutos y la erección desvanecerá sola.
• Si tienes una de esas erecciones imprevistas en el momento menos oportuno, también tienes que esperar que se te pase.
Piensa en algo poco sensual, continua lo que estés haciendo y no de des importancia, ya que si empujas el pene erecto hacia abajo, lo aprietas con los calzoncillos o el pantalón, o haces cualquier acción parecida para desaparecer la erección puedes provocar alguna lesión en el pene.
Puedes lesionar los ligamentos, tendones y músculos del pene, lo que en un futuro, hará que no tengas erecciones donde el pene esté mirando hacia arriba, sino que estará desviado hacia abajo o a un lado.
• Cuando cierres o abras la cremallera de tu pantalón, asegúrate que tu pene no esté en medio del camino o ¡lo lamentarás! Sé precavido con la cremallera del pantalón; abriéndola o cerrándola con cuidado evitaras un pellizco inolvidablemente doloroso.
• Nunca untes nada en tu pene que no sea especialmente recomendado para esa zona. Recuerda que la piel de los genitales es mucho más sensible que la piel del resto del cuerpo. Así que en el pene solo va el lubricante que compraste en la farmacia o la crema que te recetó el doctor por alguna razón. Puedes jugar con alimentos a la hora de tener sexo, pero recuerda lavarlo muy bien después.
• Si vas a una cámara de bronceado o a una playa nudista, mucho cuidado con la exposición de los rayos ultravioletas en tu pene. Estas exposiciones al sol, o al sol artificial, pueden hacer que la piel del pene se torne más gruesa, se irrite y te cause gran malestar.
Hacer el amor en lugares inusuales como al aire libre o en una piscina también pueden irritar o infectar la piel del pene, por el agua clorada de la sensual piscina o por la hiedra o la tierra de donde estés haciéndolo, mejor coloca una manta y así harás el amor con más comodidad.
• Realizar sexo anal sin protección no es recomendable. Usa siempre preservativo para evitar cualquier tipo de contagio o infección.

¡El pene en forma!

¿Sabias que el pene también se pude poner en forma? ¡Pues claro que si! Resulta que el pene esta formados por dos largos músculos llamados bulbo esponjoso y bulbo cavernoso. El primero se encarga de la eyaculación y el segundo de controlar la erección. Ambos son igual de importantes para una buena vida sexual.

No vayamos a olvidar que además de esos elementos, el cerebro es un gran protagonista de la erección masculina.

Si el pene se encuentra bien entrenado, tendrá mejores presentaciones, no sabrá que es eso de la eyaculación precoz y sentirá mejores orgasmos, inclusive… ¡múltiples orgasmos!

Para poner el sistema reproductivo masculino en forma, el hombre puede realizar los conocidos sexercicios, ejercicios para aumentar el placer sexual. Los sexercicios no trabajan directamente sobre los cuerpos cavernosos del pene, pero si sobre el resto de músculos aledaños relacionados con la erección y el orgasmo.

Con la práctica, la perseverancia y el tiempo, los llamados ejercicios de Keggel, parte de los sexercicios, pueden proveer al hombre de varias erecciones sin eyaculación, lo que le brinda más de un orgasmo en la misma sesión de sexo y pasión.

Si el hombre sufre de eyaculación precoz, ciertos ejercicios especializados pueden ayudarle a controlar su pene y lograr, más adelante, que este funcione de acuerdo a los deseos de su dueño.

Con estos ejercicios mencionados, se aprende a controlar la parte muscular de la excitación y si a esto le sumamos un autocontrol de nuestro parte hacia nuestras ansias y deseos, el resultado será una gratificante noche de sexo.

Artículo extraído de http://www.sexomail.com

martes, abril 21, 2009

Cosas sobre la excitación

Porque a los hombres nos excita tanto derramar nuestro semen sobre el rostro de la mujer? Y porque a algunas mujeres les atrae esa idea y otras la descartan completamente?

A los hombres les da una sensación de poder sobre la mujer, lo cual los motiva más.
La mujer que acepta este tipo de demostraciones de su pareja es porque es alguien sin inhibiciones y disfruta de ese momento con intensidad sin reprimirse y eso, por supuesto, les encanta a los hombres.

Las mujeres se excitan mas viendo hombres o mujeres desnudos?

Estás viendo una película erótica, ¿qué es lo que más te excita?. Según un estudio realizado por la doctora Meredith Chivers de la Universidad de Toronto, a las mujeres lo que más nos excita son los actos sexuales, es decir: la acción más que los personajes.

Cuando vemos una película de este tipo, lo más normal es que nos erotizaran las imagenes de todos esos chicos guapos, fornidos y, por supuesto, ¡ desnudos!, pues bien, no es así. Según la investigación, a las mujeres nos pone más ver imagenes de mujeres desnudas que de hombres, ¿por qué será?.

La razón no la sabemos exactamente, ningún estudio científico puede comprobar esto, pero lo que si conocemos es el cuerpo femenino y todas las fases que sufre desde que se excita hasta que llega al orgasmo, ¿será porque lo conocemos mejor?, esta puede ser la clave de que nos excite más ver a mujeres desnudas que a hombres.

¿Somos todas bisexuales?, posiblemente no, pero sí que en nuestra naturaleza vemos más erótico el cuerpo de una mujer que el de un hombre, ¿será porque lo conocemos mejor?, esta puede ser la clave. Sabemos perfectamente cómo se excita una mujer y si visionamos imagenes eroticas o con contenido sexual nos excita mucho conocer cada momento en las fases de la excitación femenina.

Que partes del cuerpo nos excitan mas?

Siempre se ha dicho que el aspecto físico no es lo más importante a la hora de establecer relaciones los hombres y las mujeres. Sobre todo en el caso de las mujeres. Ellas prestan más atención a otras cualidades de la personalidad de los hombres a la hora de seleccionar pareja. Mientras que ellos, tienen más en cuenta la belleza exterior. No es cierto.

El aspecto físico es lo primero que entra por los ojos y lo que nos hace sentirnos atraídos inicialmente por otra persona. Es, lo queramos o no, nuestra “tarjeta de visita”.
Ambos sexos están más dispuestos a permitir que se le acerque alguien de buen aspecto, o a aproximársele, que otra persona cuyo físico resulte desagradable, censurable o indiferente.

Ellos mantienen una tendencia a las relaciones fugaces, las mujeres se involucran más en relaciones a largo plazo
Todos nos comportamos igual
Se ha comprobado que tanto los hombres como las mujeres atienden más al aspecto físico que a otras cualidades cuando se trata de mantener una relación fugaz o intrascendente, mientras que prestan más atención a atributos más personales, como el carácter, su interés por los niños, la cuenta bancaria..., a la hora de elegir a alguien con quien se pretende sostener una relación más estable y a largo plazo.
Repito que en esto no hay diferencias entre los hombres y las mujeres a pesar de lo que cuentan los tópicos.
La diferencia de gustos se encuentra en el tipo de relaciones que gustan mantener los hombres y las mujeres. Mientras que ellos mantienen una tendencia a las relaciones fugaces, las mujeres se involucran más en relaciones a largo plazo. De aquí ha surgido la creencia de que las mujeres no le prestan atención al aspecto físico masculino.

Le prestamos atención al físico
Unas partes corporales nos gustan más que otras, y existen algunas que, incluso, nos excitan. Sin embargo, no hay nada tan variable como el gusto por una determinada parte del cuerpo u otra. Es algo fuertemente condicionado culturalmente, hasta el extremo que lo que puede resultar verdaderamente excitante en unos pueblos, en otros pueden ser repulsivos. Más aún, dentro de la misma cultura existen numerosas diferencias individuales.
Por eso, respecto a las partes del cuerpo que más excitan a hombres y mujeres, sólo podemos hablar de tendencias.

La estatura
Dentro del aspecto físico, existen condiciones que gustan de forma evidente y otras que lo hacen de una forma que pasa inadvertidas para todos. Un ejemplo de esto último es la estatura.
Las mujeres los prefieren más altos que ellas; en cualquier caso, mejor si sobrepasan los 180 centímetros de alturas.
Los hombres, sin embargo, prefieren mirar a las mujeres desde arriba. Es decir, les gustan algo más bajas que ellos. Las razones por las que sucede esto son demasiado complejas para resumirlas en unas pocas líneas.

A las mujeres “les ponen” las nalgas, un cuerpo esbelto con vientre liso y los ojos
Las mujeres se fijan en el culo
De las condiciones físicas evidentes, tenemos que a las mujeres las partes del cuerpo del hombre que más “les ponen” son, con mucho, las nalgas (pequeñas y prietas), un cuerpo esbelto con vientre liso (ahora comienzan a gustar también si están ligeramente musculados) y los ojos (insinuantes, interesados, traviesos, joviales). El resto, gusta en proporciones más pequeñas.
El pene, que los hombres creen que es algo que tumba de emoción a las féminas, apenas alcanza algún valor en la escala de elementos físicos excitantes. Quizás sea porque cuando se llega a ver el pene del chico ya ha habido otras cosas antes que han acelerado el corazón femenino. Otra cosa distinta es lo que pueda suceder después con esa parte de la anatomía masculina. Pero hablaremos de ello en otra ocasión.

A los hombres les gustan las mujeres con mucho pecho
A los hombres les excitan, también, unas pocas partes del cuerpo femenino. Básicamente, el pecho (generoso, turgente y con pezones erguidos), las nalgas (redondas, duras y abundantes), con una cintura esbelta (plana, tersa y delgada). La clásica imagen del reloj de arena, vamos.
Unos atributos físicos muy alejados de los cánones que pretenden imponer (con algún éxito) los diseñadores de vestidos femeninos; más interesados en que sus proyectos cuelguen bien del cuerpo femenino que de su aspecto saludable.
Los genitales también gustan. Pero sucede como con el pene, para cuando se llega a verlos, suelen haber pasado algunas cosas con anterioridad.


domingo, abril 19, 2009

Atrevete con los juegos Sexuales

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

jueves, abril 16, 2009

Los Swingers o "Te Amo, pero te comparto"

El swinger es una actividad de parejas que nace de una relación estable, crece como fantasía de ambos, recorre el proceso de construcción de la confianza mutua, de la caída de los prejuicios y, superado ese momento, comienza el juego en la búsqueda de la primera experiencia.

A veces ese juego se extiende por años, otras su resolución es inmediata, pero de una u otra forma ese proceso hecho en conjunto por la pareja es la sal que da sentido a este estilo de vida. Llegar cada noche después de un encuentro y hablar con nuestra pareja sobre lo vivido, excitarse con los recuerdos, internalizarlos en el lecho, es abonar la intimidad de la pareja, hacer crecer la convivencia. ¿Qué sería del swinger fuera de la pareja?: nada. El hecho de estar en una cama con más gente puede ser muy reconfortante aunque no sea más que eso.

Algunos llaman a esto ¨partuza¨, ¨orgía¨ o ¨fiestita¨, pero si esas personas no son parejas estables no es un grupal o un encuentro swinger. Entre estas personas el momento de placer no se extiende más allá del tiempo en que se vive el sexo, mientras que en el caso de una pareja estable cada encuentro construye fantasías, emociones y recuerdos que son parte de la vida diaria y, en especial, de la intimidad de la pareja. Hay parejas ocasionales en el swinger, claro que las hay, tengamos en cuenta que una mujer y un varón que tienen la fantasía de estar sexualmente con otras personas, en el mismo lecho, ¿dónde pueden realizarlas que no sea en nuestro ambiente?: no hay espacios donde la gente se proponga esas cosas con naturalidad.

Conozco mujeres solas que nunca podrían vivir experiencias con varios hombres si no fuera a partir del ambiente, ¿o es que pueden -en un boliche común- decirle a tres o cuatro jóvenes que desea estar con ellos en una cama? Primero, no la tomarán en serio, segundo, puede pasar un mal rato. El sexo más allá de los límites socialmente estipulados requiere de
conciencia, y ella será tratada con poco respeto, seguramente. Así que algunas parejas llegan a acuerdos, se juntan y se venden como pareja real para integrarse a un grupo o intercambiar con otra pareja. La mayoría de los swingers detectamos fácilmente esa maniobra. En muchos casos dejamos pasar la cuestión porque sabemos que no nos cruzaremos más con esa virtual pareja y que nunca llegarán a ser parte del todo del swinger, de su lado social, de la construcción de amistades, y que rebotarán con gran parte de las parejas que son meticulosas a la hora de intercambiar.

El hecho es que la igualdad de entrega es vital para completar la fantasía vibrante del swinger: “yo lo hago con el ser que tú amas y tú lo haces con el que yo amo”.

¨Superación¨, esa es la palabra que define ese estado donde el amor no es afectado por el sexo compartido, donde la institución ¨pareja¨ se preserva sin problemas aunque la cama se amplíe a algunos visitantes más. Muchas de esas parejas ocasionales son de esposas y maridos que no pudieron convencer a sus cónyuges, entonces buscaron una compañía, lo hicieron solos y creen que ya son swingers. Pero claro, no logran vivir lo esencial; llegan a su casa y su esposa está allí, sexualmente es la misma de siempre, monógama, y ellos por lo tanto no realizaron su fantasía más que como un paseo turístico por un paisaje donde sólo ven el bosque pero no el árbol. La sociedad se vuelve cada vez más amplia y tolerante en materia de sexo.

Pero cuidado, dije la sociedad, no las instituciones que la gobiernan. La espontaneidad crece en los jóvenes, el sexo se vuelve rápido y probar lo diferente es cada vez más normal, así que las parejas ocasionales serán parte del paisaje del swinger en forma permanente. Deberemos saber cómo manejar, según la visión de cada uno, este fenómeno. Lo importante es que no nos convenzan de que ellos son swingers.

Recuerden: esa pasión compartida, esa posibilidad de construir la complicidad en pareja, encontrar en nuestra cama a esa mujer o ese varón día a día, con el que vivimos esta libertad pactada, el hacerlo con el ser querido, es la marca de fuego del swinger. Lo demás es otra historia.

Lo semántico define lo práctico, pone en su lugar cada cosa y es bueno que en el plano sexual definamos cada variante por su nombre y, desde ahí, calificar las diferencias. ¨Swinger¨ es una pareja que practica el sexo con otras pero sin separarse, en el mismo espacio físico, es decir, trasladando el placer de uno a otro mirando al ser amado gozar; es un rasgo muy importante porque define nuestro estilo de vida. En cambio la pareja liberal
no necesita del otro, se toma libertad absoluta en el plano sexual, y por lo tanto los límites son difusos.

Pensemos: si salgo con otra mujer, la seduzco, hablamos, vamos a la cama y en ella somos dos, sin duda en ese juego se explora más allá de lo genital, no hay sólo sexo. Los swingers nos detenemos en el sexo y cultivamos lo afectivo sólo ligado a la amistad. No exponemos a la pareja y su unidad ni deseamos vivir individualmente nuestra sexualidad. Las parejas liberales son una decantación del ¨hippismo¨ de los setenta; en nuestro país esta tendencia no tiene anclaje porque es de por sí compleja y a la larga crea riesgos. La posibilidad del enfriamiento de la intimidad de la pareja es uno de esos riesgos, y los celos por pensar que nuestra pareja no nos cuenta todo lo que hizo al salir con otro sin nuestra compañía.


Un defensor de esta tendencia decía que los swingers practican una especie de ¨prostitución no monetarizada¨, es decir, si a ambos no les gusta por igual la pareja con la que estarán, una parte está haciéndolo forzado y de esa forma se prostituye para complacer al otro. Sin duda ese es un concepto simplista, es ver al sexo sólo en el plano estético; es decir, si la mujer con que estoy no es el ideal físico que deseo, no es válido el intercambio. Pero los swingers vamos más allá del ¨sexo-imagen¨, creamos toda una situación de seducción que amplía la cosmovisión del sexo explorando otras sensaciones más allá de lo estético, construimos cada encuentro y aún los más genitales encuentran en la variedad el placer.

Acordar con nuestra pareja la elección de otra es parte del juego, es la búsqueda de un equilibrio entre lo bello y lo sensual, lo carnal y lo sensorial. Hay piel con una persona cuando establecemos cercanía con ella, ahí detectamos el encanto. Ese juego lo hacemos juntos, lo que le da esa explosiva carga de complicidad en la pareja que es tan excitante como el sexo mismo. La pareja liberal no tiene esa oportunidad: juega en soledad y cuenta a su pareja sólo lo que le parece prudente contar; el resto de la historia no siempre la
declara. Es la parte donde juega lo romántico, aspecto inexistente entre los swingers.


Una pregunta que es básica en quienes intentan acercarse al swinger es acerca de si cuando practican este estilo de vida el sexo en la pareja se verá afectado en su continuidad o ya no tendrán los mismos deseos al enfocar toda su energía al sexo con otras parejas o grupos. Es un tema interesante, porque cuando decimos que puede haber en una pareja luego de algunos años cierto agotamiento del interés sexual y que el intercambio es una opción para revivir ese estímulo perdido, no queremos decir que esa es la función o el leitmotiv de la práctica del swinger. Es que la gran mayoría de las parejas que están en nuestro ambiente se iniciaron estando muy bien en su sexualidad íntima e, incluso, fue el alza del deseo el que los llevó a buscar nuevos horizontes. La cama matrimonial es un lugar seguro, de una calidez especial donde juegan valores ausentes en el intercambio, valores afectivos y de compromiso, costumbres, y la fuerte intimidad que la convivencia genera. Estas cosas son irreemplazables y hacen del sexo íntimo de la pareja algo especial, único. Claro que también esos factores pueden afectar la sexualidad de la pareja; las tensiones de la vida cotidiana, la falta de tranquilidad cuando hay hijos y muchos otros aspectos más intervienen en la libre expresión de la sexualidad en pareja.

Es decir, el sexo matrimonial es complejo, mientras que el sexo swinger es simple, sólo genital: elegimos la pareja que nos gusta, conversamos lo suficiente para conocernos... y a la cama. Allí lo que se expresa es sexo y sólo esa sensación, sin otros compromisos ni asuntos pendientes, sin otras cargas ni otros valores.

Una cosa es segura: el sexo swinger no puede reemplazar al sexo en pareja porque, aunque este sea espaciado, cuando se da tiene otro origen. Y también es bueno aclarar que el sexo swinger, cuando da placer al practicarlo, se vuelve parte de la vida sexual de la pareja y es complejo desandar el camino recorrido. Podemos hablar de una interacción entre ambas variantes: el intercambio eleva el morbo junto a las fantasías de la pareja, y generan una
complicidad sexual que estimula genitalmente. Es por esta razón que muchas parejas ven incrementada su sexualidad de pareja después del primer intercambio.

¿Cuánto ocupa el sexo en nuestra vida?... Eso también tenemos que sopesarlo. En muchos casos de parejas ocupaba menos del 5 % de su tiempo libre, y con el swinger ese espacio creció al 30%; es decir, montaron una vida distinta, con salidas, encuentros, discos y hoteles o departamentos, todo para tener sexo. Sus salidas cambiaron de horizonte y las noches en la intimidad de la pareja también ampliaron el tiempo dedicado al sexo con esta apertura.

En todo este tema debemos tomar algo en cuenta como ley mayor: el swinger es oscilar. Es decir, pasamos fugazmente por la cama de los otros, no nos quedamos en ella ni buscamos más atención que la genital en ese momento concreto. Si esto se respeta -y la mayoría de los swingers lo hacemos-, no hay otras historias que lamentar. Cuando, por el contrario, nos aferramos a otra pareja o a un solo o sola en el caso de los tríos, la cuestión comienza a tener sus riesgos.

Somos ¨osciladores¨, vamos del placer hacia lo nuevo. Sólo tenemos un puerto fijo en nuestro constante navegar: nuestra pareja.

“Te amo, te comparto”: esta es quizás la primera contradicción en el swinger. La idea del amor está asociada culturalmente a la posesión indisoluble del cuerpo del ser amado: sólo nosotros disfrutamos de él y sólo el ser amado disfruta de nuestro cuerpo; así es, por lo menos, en la consideración general. La pregunta es por qué, y la respuesta es muy larga y compleja. Pero lo cierto es que la posesión física del otro tiene que ver con aspectos reproductivos y no sexuales en su origen. Claro que si bien hoy el tema de la reproducción, su control y prevención, están ligados a la utilización de variados recursos de muy alta eficacia, la idea de la posesión física del ser amado no cambió en general. Es que dos mil años de cultura pesan.

Muchas veces dijimos que somos seres concebidos para la diversidad sexual, no para la monogamia sexual.

Los swingers en algún punto de nuestras vidas dejamos -de común acuerdo- liberada esa capacidad de ser sexualmente amplios y ya no necesitamos, para sentirnos seguros y amados, tener la exclusividad sexual. Entonces comenzamos a concebir el amor de forma más profunda, menos posesiva. Vemos a la pareja no como una unidad reproductiva sino como la unión de aspiraciones, proyectos y fantasías, y entendemos que acompañarnos es a la vez comprendernos y ayudar al otro a realizar aquellas cosas que lo hacen feliz o le aportan placer. No hay en la posesividad ni en los celos nada que nos asegure amor, más bien hay mucho de un individualismo no elaborado.

“Te amo, te comparto” es una contradicción, pero como toda contradicción respeta las generales de la evolución. Compartir no es entregar, dar un paso al costado ni perder nuestra posición dominante en el plano del amor, único sustento de la pareja. Compartir es más precisamente dejar hacer en comunidad para el placer mutuo. Esto parece muy filosófico, pero es esencial. También se ve como una contradicción aun más compleja el hecho de que los swingers gocemos viendo al otro gozar con un tercero. Allí lo que se expresa es el principio de la omnipotencia genital: si ella o él me ama, nadie le podrá dar placer sexual. Nada más inexacto. Quizás el amor nos asegure el lugar más cálido y requerido en la sexualidad del otro, pero no inhibe su capacidad natural para gozar.

Podemos gozar con otros sexualmente y amar en exclusividad, esto es así, podemos aceptarlo o mirar para otro lado. Y si es así, ¿por qué no dejar que esa capacidad fluya y no mentirnos con la idea de que somos los únicos que excitamos a nuestra pareja?

Miedo, ese es el trasfondo de la contradicción que percibimos al ver gozar a nuestra pareja con un tercero. Los swingers transformamos el miedo en confianza, y la aterradora imagen de que nuestra pareja goce con otros en una placentera forma de compartir fantasías y placer mutuo. Lo contradictorio es en general dialéctico: negamos lo que aceptamos y aceptamos lo que supuestamente negamos. El swinger es en sí una contradicción: puede ser placentero y nocivo, conveniente e inconveniente, todo depende de cómo se viva.


Un estudio reciente sobre el comportamiento femenino -entre otros temas- realizado en Inglaterra por un conocido instituto científico, reveló que, en un porcentaje de mujeres, la infidelidad tendría causas genéticas, es decir, habría una predisposición natural para relacionarse con más de un hombre sexualmente. Este informe, sin duda revelador, no hace más que sumar argumentos a nuestro punto de vista sobre la tendencia natural a la diversidad sexual en los seres humanos.

Muchas veces, reflexionando sobre nuestra práctica, pensé en cómo esas mujeres que hoy son swingers y demuestran una capacidad para el sexo tan amplia pudieron, durante tanto tiempo, ser sexualmente monógamas. Sé también que la mayoría de ellas nunca volverá a ser como antes del swinger, su noción del sexo se amplió tanto que no podrán estabilizar una relación donde se imponga la exclusividad sexual, es decir, el sexo sólo con su pareja. Y si así fuera, el riesgo de infidelidad sería superior a la media social.

Este estudio mencionado habla de algo que nos obliga a ser realistas: la infidelidad, en muchos casos, no tiene que ver con desamor o desprecio a la pareja, sino que está enrolada con el deseo sexual, con la búsqueda de la variedad, algo que llevamos dentro y que forma parte de nuestra esencia humana.

La hembra de nuestra especie necesita, para garantizar la fecundación, copular una importante cantidad de veces, por lo que la búsqueda de un compañero sexual, el celo permanente, una sexualidad sin interrupciones cíclicas (típico en los animales) son características para aumentar la posibilidad de procreación. Tenemos entonces una suma de información científica que conspira con el concepto de monogamia sexual, piedra angular de la institución “matrimonio”.

El swinger muestra claramente cómo funciona una mujer liberada de la carga de la exclusividad sexual, cómo aumenta su potencial y se advierten cambios en su personalidad. Con la sola idea de que un porcentaje de mujeres son -por rasgos genéticos- proclives a alternar con más de un hombre en el mismo registro de tiempo, alcanza para dar por tierra con el concepto de fidelidad como algo natural.

¿Sería entonces la fidelidad una especie de prisión para nuestra verdadera sexualidad?

Los swingers buscamos una alternativa a la infidelidad, comprendimos que saber lo que desea nuestra pareja y vivirlo en conjunto es mejor que ocultarlo, mentir o realizar sin su saber o conocer. Muchos de nosotros ya no comprendemos el estado anterior en el que vivíamos, nos parece raro no poder disfrutar de otros cuerpos y sensaciones por el hecho de estar en pareja o casados, tan raro como ve parte de la sociedad al swinger. La razón, la verdad, está en la ciencia, no en la moral, sino en la realidad de lo que somos y no en la costumbre de actuar como nos enseñaron.

texto original de Daniel Bracamonte

extraído de http://www.sexovida.com


miércoles, abril 15, 2009

Los Ejercicios de Kegel

Recomendados por todos los sexólogos y sexólogas. Se pueden hacer en cualquier sitio y no cansan. Consiguen incrementar el riego sanguíneo en la zona genital (mmm... más voluptuosidad, más placer, mmm...). A las mujeres, les ayuda a fortalecer los músculos de la vagina y controlar la vegija, a los hombres les permite dominar los músculos que intervienen en la eyaculación.

Explicación práctica

Ejercicios de Kegel: Hay que hacer como si quisieras parar de mear. Sobretodo, tienes que estar alerta para que no se te tensen los músculos de las piernas, ni las nalgas ni el abdomen, porque si no no sirve. Lo mejor para practicar al principio es mear sentado/a en el váter y ser consciente del gesto que tienes que hacer para dejar de mear. Cuando te lo hayas aprendido, puedes practicar los ejercicios en cualquier sitio, de pie, andando,... cuando quieras.

Aprietas y cuentas hasta diez (segundos). Y luego relajas durante diez más. Repites esto 10 veces y ya está. Si haces estos ejercicios 3 tres veces al día vas a ver cómo mejoran tus relaciones sexuales. Tendrás mayor control de la zona más erógena del cuerpo y hay que tener en cuenta que este músculo es un magnífico transmisor de energía. Cuando domines este ejercicio, puedes combinarlo con el mismo ejercicio pero contando hasta tres (3 segundos contrayendo y 3 relajando). No hay contraindicaciones y se pueden hacer a cualquier edad.

Información erótica:

Sólo cuando sepas hacerlos muy bien, cuando seas capaz de mover únicamente el músculo que interviene al orinar -para entendernos, digamos que al cabo de 3 meses de practicar el ejercicio- entonces puedes practicar mientras sientes el amor. Muy tranquilamente, en uno de esos polvos suaves y relajantes, puedes jugar a tensar y destensarte.

Información médica:

Los ejercicios del Dr. Arnold Kegel, se basan en contraer y relajar el músculo del suelo pélvico (músculo pubococcígeo) para incrementar tanto su fuerza como su resistencia. Este músculo tiene una conexión nerviosa que alcanza el nervio pélvico, una ramificación que conecta el útero y la vejiga en la mujer, o la vejiga y la próstata en el hombre, con la parte inferior de la columna vertebral.

Los músculos del suelo pélvico sirven para sostener la parte baja del abdomen. Tienen forma de hamaca y ofrecen el apoyo y sostén necesarios para la vejiga, el útero y el intestino inferior. A través del suelo pélvico pasan el el recto, la uretra y la vagina.

martes, abril 14, 2009

El carrete Birmano y otras habilidades


Habilidades orientales... ¿o no?

En una telenovela famosa en la televisión de Cataluña (TV3), la casi eterna "El cor de la ciutat" (El corazón de la ciudad) los guionistas pusieron en boca de uno de los personajes la demanda de un "masaje birmano" a su partenaire. La chica respondía con extremo desagrado, llamando perverso al demandante y acusándole de buscar lo más degenerado que, en sexo, podía pedirse. Nunca se dijo lo que era el "birmano". Posiblemente un guiño al personaje japonés de "Belle de Jour" del insigne Buñuel, que llevaba una cajita a la casa de putas. La visión del contenido de la cajita hacía que todas las putas chillasen de horror. Nunca se dijo qué había en la cajita de marras. Tampoco los adláteres del genial Arcarazo, guionista jefe de "El cor de la ciutat" se molestaron en explicar qué demonios era el "birmano".

A partir de la mención del "birmano", ocurrido a mediados de 2001, el engendro empezó a circular por foros sexológicos de Internet, con suculentas versiones. Yo mismo recogí algunas de ellas. Por ejemplo:

En algunos foros se identificaba el "birmano" con el "filipino", especialidad espúrea que circuló por ciertos mentideros de Madrid al atribuirse sus excelencias a las artes de una señora filipina, celebrada como muy artista del sexo por sus matrimonios con cantantes, nobles y políticos. Según este rumor, llamábase carrete birmano (o filipino, o asiático, o siamés, o chino), pinza birmana (o filipina, o asiática, o siamesa, o china), polvo birmano (o filipino, o asiático, o siamés, o chino), masaje birmano (o filipino, o asiático, o siamés, o chino) o, simplemente, birmano (o sea, filipino, o asiático, o siamés, o chino) a la maniobra de amasar el pene entre los músculos de la vagina, tal que si de una mano se tratase la referida vagina, aunque también se mantenía la versión de que el nombre completo del "filipino" debía ser "carrete filipino", consistente en atar algún tipo de cordel, bramante o hilo en la base del pene, para constreñirlo, lo que alargaría e intensificaría el orgasmo, pudienso ir soltando (o no) la apretura del hilo al acercarse el glorioso final.

Hay distintas definiciones del "birmano" en foros de sexología. Todas están recogidas en el genial "Diccionari Multilíngüe de BDSM", de Bartomeu Domènech y Sibil·la Martí, editorial Bellaterra, Barcelona, 2004.

1. Amasamiento del pene entre los muslos.
2. Técnica de entrenamiento de los músculos de la vagina, para apretar el pene como si una mano se tratase.
3. Masturbación del pene efectuada con los pies.
4. Masaje por todo el cuerpo, excepto genitales, con la intención de alargar el goce y evitar el orgasmo que, si llega, llega casi por agotamiento.
5. Pinzar la base del pene entre dos dedos, con intención de alargar y hacer más intenso el orgasmo, así como provocar (quizá) una eyaculación retrógrada, o sea, hacia atrás (vejiga urinaria).

Todo ello sugiere vaguedad, pero no existen tales palabras en el diccionario de la Real Academias Española, único verdaderamente normativo.

"Carrete" por ejemplo, es en Argentina sinónimo de "pasarlo bien" con lo que, por un proceso de generalización, se emplea en ciertos ambientes como sinónimo de acto sexual, o goce sexual. Pero, en cambio, he oído hablar de "lo bien que tal o cual hembra practica el carrete" refiriéndose a una especialidad con características diferenciales. El carrete filipino antes nombrado.

Los franceses llaman "carrete thailandés" (chapelet thaï) a la técnica sexual de intensificación del orgasmo consistente en insertar un "rosario anal"en el ano, retirarlo poco a poco en el momento del clímax.

Creo que el nombre de "birmano" elegido por los guionistas de TV3 es más bien cogido por los pelos, y sin saber demadiado de qué se trataba. Ninguna de las acepciones antes citadas me parece algo tan perverso como para no ser aceptado por la chica requerida. Lo que no creo es que tenga que ver exactamente con habilidades específicas de las hembras de Birmania. Este bello país es legendario por haber proporcionado los fieros guerreros "gurkas" al ejército inglés. Con sus sombreritos, en apariencia festivos, quedan muy apropiados en desfiles militares, a los que aportan una dosis de exotismo.

En el campo de batalla resultan feroces y despiadados, aunque nos tememos que sería más adecuado llamarlos excelentes profesionales. Al fin y al cabo las batallas no son partidas de crocket entre señoritas. Los gurkas birmanos, acuchillando enemigos, parecen encontrarse en su propia salsa.

Pene amasado sin perdón
Ignoro si las señoritas birmanas destacan también por su guerrera saña en el momento de estrujar los penes aposentados en sus sabrosos receptáculos. Pero en muchas culturas orientales es preceptivo el aprendizaje de tales artes.

En las ignominiosas tiendas de todo a cien suelen hallarse unas bolitas de metal, con otras bolas dentro, que se venden bajo el eufemístico nombre de "bolas relajantes". En Japón suelen emplearse para entrenar los músculos vaginales, tras la intruducción de las bolas por el orificio correspondiente.

Habrá quien pensará que tales bolas pueden tener efectos masturbatorios, pero sospecho que su uso real es el que he descrito. Entrenar los músculos para que, más adelante, los penes allí entrometidos alcancen espasmos gloriosos tras unos primeros momentos de asombro e incredulidad.

El entrenamiento con aparatos (de gimnasio) es imprescindible para consolidar las prestaciones de los músculos vaginales.
No es tarea fácil. Supongo que las niñas más virtuosas continúan en el gimnasio los ejercicios que, en su casa, en el colegio o, incluso, en la capilla, pueden efectuar con las bolas relajantes.

Según que aparatos gimnásticos pueden servir para fortalecer la musculatura de la pelvis y del periné. Parece algo arriesgado trabajar directamente los músculos vaginales en los gimnasios, máxime cuando la modernidad exige que sean mixtos. Nos tememos que más de un varón ostentara también un intemperante aumento de tamaño (en partes de su anatomía que poco tienen de músculo) al observar ejercicios de introducción vaginal, entre paso y paso de aerobic.

En Tailandia eran famosos, allá por los años 70, los infamantes espectáculos servidos por menores numeradas, y que solían culminar con la introducción y posterior expulsión de pelotas de ping-pong por la vagina. Algunas de ellas, bien lubricadas, alcanzaban hasta los siete metros con tales lanzamientos.

Nada como los ejercicios con pelotitas de ping-pong para dotar de interesantes habilidades a los pertinentes músculos
La mayor parte de los penes agradecen estos miramientos. De todas formas me toca hacer una salvaguarda: si alguna, de entre mis lectoras, decide aprender este sugestivo menester, considere primero la mentalidad del elemento que tiene como pareja. Algún varón español, de mentalidad carpetovetónica, puede quedar perplejo al advertir las nuevas disciplinas que su compañera es capaz de poner en práctica, y recelar de tales habilidades. No sucederá eso entre los más jóvenes y liberales, pero hay mucho moro camuflado, con cara de conejo.

Observen que, con la mujer en posición superior, la práctica del espúreo masaje birmano alcanza sus mejores momentos. Harán bien las niñas en menudear suavidades y cautelas, pues se corre un riesgo de torcer según que penes si se les somete a introducciones urgentes o demedidas en cuanto a la fuerza aplicada.

Con la niña encima, el birmano alcanza sus mejores cotas
Mujeres hay que han alcanzado cierta fama, bien que en ambientes poco creíbles, por sus habilidades en el birmano (o sea, en el filipino), acrecentada por su capacidad para desmayarse en el momento del orgasmo. Bien es verdad que ello lleva al prestigio en según qué circulos más o menos aristocráticos, pero es algo que, a mí por ejemplo, me produce una cierta grima.

Las mujeres que gritan o aullan durante el acto, y, encima, entran en pasmo cuando la culminación, suelen ser bastante histéricas y difícilmente soportables. No creemos que el noble masaje birmano (o filipino, o lo que sea) merezca ser complementado con tales desvaríos, del todo innecesarios por más que, ciertos pasmarotes, los valoren como el no va más de la lujuria.



¿Podría ser la paja birmana la efectuada con los pies?

Articulo extraído de http://www.telepolis.com

viernes, abril 10, 2009

Los lugares insolitos dan morbo?

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

miércoles, abril 08, 2009

El poder sexual de la mujer madura

¿Sí? ¡Anda ya! Será de algunas mujeres maduras que lo tuvieron también en la juventud y algo les tiene que quedar, aunque sea cada vez menos.

Pero si a partir de los cuarenta te vuelves invisible para los ojos masculinos ¿qué es esto del poder sexual de la mujer madura que tan poco me convence?

Pues es el título de un libro que cayó en mis manos el otro día y que ha escrito Diego Armario, un compañero de profesión. El título completo es La segunda virginidad. El poder sexual de la mujer madura.

Y dice:

"Un fenómeno novedoso irrumpe con fuerza en nuestra sociedad; es en la madurez cuando las mujeres descubren el poder de su sexualidad (?). Un momento en su vida en el que rompen ataduras con la mala conciencia que algunos han querido imponerles, se sienten más libres y viven sin complejos esa libertad (también, claro está, en el terreno sexual)".

"Este libro aborda una realidad que durante mucho tiempo se ha querido ignorar. La segunda virginidad refleja el instante crucial que ellos temen y ellas desean, cuando comienza la inseguridad de los hombres y la afirmación de las mujeres. Ni los dictados machistas ni las críticas de lesbianas o feministas radicales les sirven ya para orientar su vida".

Un poco exagerado. Es verdad que ahora la tendencia es ensalzar a las cuarentañeras, que bien está, pero de ahí al poder que nos atribuye este autor media un abismo.

Justo al día siguiente de ojear el libro de marras, me encuentro de bruces con la teoría de la invisibilidad, en una revista en la que debatían largo y tendido mujeres "invisibles", de la misma edad que tengo yo, vaya. Y volvían sobre lo mismo que he contado aquí otras veces. Que a partir de cierta edad ya te puedes poner una lechuga en la cabeza y salir a la calle, que seguirán sin verte.

Articulo extraido de http://www.20minutos.es/


jueves, abril 02, 2009

La promiscuidad se lee en el rostro?

Con sólo mirar a la cara, un pretendiente puede averiguar si a la otra persona es proclive a tener una relación sexual esporádica o si, por el contrario, sólo está dispuesta a emparejarse tras un periodo de flirteo más bien largo. Los rasgos de la cara son, también en esto, el espejo del alma, sexual, según una investigación realizada por equipos de tres universidades británicas (Durham, Aberdeen y St. Andrews).

A tenor de los resultados de su trabajo, los hombres prefieren, en general, a las mujeres que están abiertas a las relaciones sexuales a corto plazo, mientras que ellas se sienten más interesadas en los hombres que podrían dar lugar a una relación duradera.

Pero ¿cómo se sabe si se acierta al primer vistazo? Pues porque, según este estudio, las mujeres más proclives a las relaciones esporádicas son las que se perciben como más atractivas, mientras que los varones promiscuos son reconocibles porque tienen unos rasgos faciales muy masculinos, como pueden ser una mandíbula cuadrada, la nariz grande o los ojos pequeños.

Los varones con estas características son percibidos por las féminas como menos fieles, y por tanto peores padres para las futuras criaturas.

Parte del estudio, cuyas conclusiones se han publicado en la revista 'Evolution and Human Behavior', se realizó en Durham con 700 voluntarios heterosexuales. A todos ellos les pidieron que adivinaran las actitudes en las relaciones sexuales del sexo opuesto mirando fotografías de unos veinteañeros, a quienes previamente se les había interrogado sobre sus preferencias.

En una primera muestra, con 172 participantes, el 72% logró identificar correctamente las imágenes con el nivel de promiscuidad, si bien preguntas adicionales daban a entender que sus primeros juicios no siempre eran fiables.

«Nuestros resultados sugieren que aunque hay personas que pueden identificar la estrategia sexual de otras con sólo mirarlas, son señales muy sutiles de las que no siempre están seguros», señala la psicóloga de Durham Lynda Boothroyd, una de las autoras.

Dado que la preferencia por un tipo de rostro u otro era clara, los científicos concluyen que hay impresiones iniciales que ayudan a elegir a los compañeros potenciales, aunque esa elección puede cambiar cuando se profundiza en el conocimiento o con la edad.

Mejor no presumir

David Perrett, de St. Andrews, considera que «mientras la cara tenga impresas las señales sobre la actitud sexual, los hombres no deberían presumir de cualquier tipo de relación si lo que les importa es la elección de las mujeres. De hecho, los promiscuos les resultan poco atractivos para relaciones largas y también para las cortas».

Los resultados del trabajo no sorprenden al paleoantropólogo Manuel Domínguez-Rodrigo, de la Universidad Complutense: «Los rasgos físicos muy masculinos están relacionados con una mayor proporción de testosterona y ya se sabe que los individuos con más testosterona son más promiscuos, por lo que no extraña que se pueda percibir con una base física».

Respecto a las relaciones, señala que en los machos evolutivamente la promiscuidad ha sido la norma, mientras que las hembras necesitaban una pareja duradera para sacar adelante la progenie «por lo que buscan machos que puedan comprometerse». «No obstante, ellas eligen a los promiscuos (más atractivos) en las ocasiones en las que sólo desean sexo», asegura el investigador español.

Artículo extraido de http://www.elmundo.es/

Blog de contenido dudoso

Parece ser que la estrechez de miras de algunos, ha llevado a que a partir de ahora, al entrar aqui recibais el aviso de que el blog tiene un contenido dudoso, nunca dejará de sorprenderme que lo que unicamente pretende ser informar y dar a conocer aspectos de algo tan universal como el sexo, pueda ser censurado, perseguido y denunciado, pero aqui seguimos, lamento las molestias que os pueda causar

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